Orange es una pequeña ciudad de menos de 30.000 habitantes, situada a 21 km al norte de Aviñón (a unos 100 kilómetros de Marsella y 600 de París). Está antigua posesión ¡holandesa!, propiedad de los Principes de Orange hasta 1713 vive bajo la sombra del inmenso teatro romano.
Orange una antigua ciudad romana y holandesa en Provenza.
La ciudad de Orange, hoy día un tranquilo gran pueblo situado en mitad del valle del Ródano, cuya otra gran característica es ser sede de una base militar, ha tendido una larga y curiosa historia. Fundada por los legionarios romanos de la II legión Gallica alrededor del año 30 a.C, con el nombre de Arausio, su cercanía con Italia la hizo como a Nimes una ciudad casi totalmente romana y ya desde muy pronto. La misma cercanía y apogeo que Roma proporcionaba fue motivo de razzias bárbaras y sarracenas en los siglos posteriores y aceleró la decadencia de la comarca.
En la Edad Media se convertirá en Condado y uno de sus condes, Raimbaud participa en 1096 en la primera Cruzada. En los siglos posteriores el condado pasa de una familia a otra. El estilo románico ornamentará la catedral y otras iglesias. En 1348 la peste negra acaba con la mitad de la población.
En 1530 la muerte del Conde, sin descendencia acarreará el aspecto más curiosa de la ciudad. El heredero más cercano, Rene de Nassau y sus descendientes serán Príncipes de Orange y va a convertirse » Stathouder » de los Países Bajos. La recién creada corona de Holanda, una vez separada de España, poseerá esté pequeño enclave fronterizo con el Reino de Francia y los territorios papales de Aviñón. Aquí comienzan 187 años de influencia holandesa. El hecho cobra más importancia si cabe, teniendo en cuenta que las guerras de religión serán terribles en toda Francia en el XVI y XVII y que el sur era una zona con amplia presencia de protestantes, quiénes tendrán siempre un apoyo en la ciudad de Orange.
A principios del siglo XVII el Principado pasará a manos del Príncipe de Conti y en 1703 es Luís XIV quien lo ocupa, expulsando a los protestantes. El tratado de Utrecht legitimaba la anexión y confirmaba el interés de la corona francesa por fortalecer su flanco sudoeste eliminando los reductos medievales que aún subsistían. La presión sobre Aviñón crecía, pero sólo la Revolución conseguirá acabar con las reticencias e integrar el Condado Venissien en la Francia republicana tras la petición del consejo municipal de Aviñón.
Como vemos una historia muy rica que no se observa forzosamente en la actualidad, si en los edificios, no tanto en el ambiente de la ciudad, muy marcado por la presencia de un cuartel de legionarios y la cercanía de un base aérea. Orange, finalmente se parece más a Nimes o a Aviñón, (por la calidad de sus monumentos y la estructura social y económica) que a Aix-en-Provence o Montpellier.
La visita de la ciudad, muy recomendable, puede hacerse en medio día de verano, largo y caluroso. Grandes edificios romanos y productos de la región, vinos por ejemplo, son los elementos más destacables de Orange. Veámoslos con más detenimiento.
Vestigios Romanos de Orange.
El teatro romano
Debido a la situación del teatro, al pie de la colina lo convirtió en un elemento defensivo de la ciudad. Con el paso del tiempo fue ocupada por casa, transformándose en un barrio entero, como ocurrió con el anfiteatro de Nimes, por ejemplo.
El Arco del Triunfo de Orange
Restos de la muralla y del acueducto
Muro oeste del Foro
Catastros romanos escritos en piedra (Museo Municipal)