Semana Santa en la Provenza francesa, vacaciones de Pascua.
Febrero y marzo son los meses en los que Provenza comienza a despertar del letargo invernal. En Semana Santa o Pâques se espera que la legendaria primavera provelzal ya esté instalada. Pronto se olvidarán los rigores invernales, el frío del interior, la nieve de los Alpes. Sin embargo, los amantes de los deportes invernales podrán disfrutar de las mejores estaciones de esquí de los Alpes y al día siguiente mojarse los pies, -o si se atreven algo más- en las playas de aguas cristalinas de la Costa Azul.
El Carnaval en Niza
Desde hace más de un siglo los habitantes de Niza se reúnen en febrero para celebrar el Carnaval. El carnaval cecselebra en fechas fijas, la segunda quincena de febrero, que nada tienen que ver con la religión. En la laica Francia, la fiesta es la fiesta. La ciudad cobra color y la gente se disfrazar con gran colorido y profusión de desfiles de disfraces, cabezudos, bandas, etc.. Un gran desfile de carrozas y fuegos artificiales culminan con la elección de un rey y una reina del Carnaval. Este año se celebrará del 17 de febrero al 4 de marzo y el tema será: el deporte, como no podía ser de otra forma en este 2012 olímpico.
La fiesta de la Garriga en el Pont du Gard.
En abril, en el acueducto romano del Pont du Gard, monumento del patrimonio de la UNESCO, será el marco de una pequeña pero muy agradable fiesta, la Fête de la Garrigue, Fiesta de la Garriga, el bosque bajo que cubre buena parte de la Provenza. En este fin de semana de Pascua hay un gran mercado con productos regionale, una comida campestre, actividades lúdicas, espectáculos al aire libre y talleres que tienen lugar en plena garriga…
Además de los souvenirs, los productos ecológicos y la música en vivo, la visita del Pont du Gard merece por si sola la visita.
Las playas de Provenza.
En esta epocá podemos disfrutar de Porvenza antes de los calores estivales. Es, por tanto, el momento ideal para visitar la costa, las playas de Languedoc y la Costa Azul, las ciudades de Arlés, Aviñón, Orange, Marsella, Aix-en-Provence, Niza, Cannes o Mentón.
Playas como las de Montpellier, o la de l’Espiguette junto a la desembocadura del Ródano, están vacías y a nuestra plena disposición.
En la época de Semana Santa, durante esas largas vacaciones que llegan como un alivio tras la cuesta de enero, el deporte les haré recuperarse de los excesos navideños aún no digeridos. Los paseos durante las tardes cada vez mas largas y el yodo del mar tonificarán sus piernas. La gastronomía y el vino les reconfortará si el Mistral aparece. La cultura, la cultura les abrirá la mente, les permitirá visitar restos del Imperio romano, fortalezas de reyes caídos en el olvido, castillos de novela, jardines y palacios de ensueño para, si quieren, al final, sentarse en la sala oscura del último Festival Internacional de Cine de Cannes. Eso sí ya bien pasada la Semana Santa, en el mes de mayo.
Y para terminar, no se vayan sin llevarse algun producto de la tierra provenzal o alguna de sus artesanías, tan luminosas como el sol del Mediterráneo.
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