La capital del Uzège o Pays d’Uzès, ya existía en tiempos de los galos. Un poblado Ucetia fue habitado a orillas del Eure, donde se establecieron los romanos en el 50 a.C. para construir un acueducto hasta Nîmes. De aquí se extraía el agua que a través del Pont du Gard alimentaba la ciudad de Nemausus, actual Nimes.
En la Edad Media fue sede de un condado y un obsipado. Los obispos pasaron a ser feudatarios del rey en 1229 y tuvieron conflictos con los señores del territorio. Estos señores aparecen por primera vez en el siglo XI pero no se titulan vizcondes a diferencia de otros condados vacantes. En 1229, al haber sido fieles al rey, mantuvieron sus privilegios. Elevados a vizcondes por el rey, fueron después nombrados condes y más tarde duques. En 1632, los eñores de Uzès se convierten en una familia poderosa del reino al recibir los bienes del ejecutado el duque de Montmorency. La Revolución y el siglo XIX reducirán el poder de los nobles, pero sus descendienteas todavía hoy poseen el castillo del centro de la villa.
La ciudad de Uzès fue gravemente dañada en las guerras de religión y por la guerra de los camisards. Después de la Revolución francesa fue elevada a subprefectura, rango que perdió en 1926.
La recuperación y André Malraux
En la segunda mitad del siglo XX empezó a prosperar y restaurarse. Fundamental en ese proceso de recuperación fue la labor del Ministro de cultura, dl general De Gaulle, literato y brigadista en la Guerra Civil española, André Malraux. El autor de Los conquistadores, La condición humana o La Esperanza, otorgará la categoría de monumento nacional a la ciudad y hará aprobar una ley que hace del Estado financiador y garante de la cultura nacional. Gracias a todo ello los capitales comienzan a llegar y la ciudad gana prestigio, atrayendo a muchos parisinos durante los meses estivales.
Hoy en día es un centro comarcal muy importante y uno de los pueblos más atractivos para jubilados de toda Europa que buscan reposo y tranquilidad, un clima agradable y una región con cultura, monumentos y actividades. Y todo ello a menos de una hora del Mediterraneo (Grau-du-Roi), a media hora de Nimes, tres cuartos de Aviñon, una de Montpellier y dos de Marsella.
Al situarse en el interior de la comarca del Uzege escapa a la presión demográfica, a la masificación de las ciudades y al turismo de playa. Gracias a ello e, indudablemente, a la casualidad, la comarca con Uzès a la cabeza es conocida en toda Francia, goza de buena prensa y el sector inmobiliario crece rapidamente. Sin embargo, el encanto se mantiene, probablemente porque ese crecimiento no llega a la desmesura y el tipo de nuevo habitante es bastante repetuoso. La llegada de jubilados belgas, ingleses, alemanes, holandeses o suecos ha traído calma y pingües rentas. Al mismo tiempo el campo no se ha abandonado y un floreciente mercado bio, de verduras, vino y productos artesanos, se ha unido a la cerámica, dando nueva vida a una región aún rural. Si algo se debe visitar es el mercado del sábado en Uzès, donde todo esto que hemos descrito llega a su máximo explendor. Si quieren leer un poco más sobre las particularidades de Uzès vayan a la página de Uzege.
Los mercados
El mercado del sábado, celebrado en la Place aux Herbes y sus aledaños es famoso en toda la región. Mercado selecto donde podemos encontrar producto de alta calidad fabricados en toda la comarca. Aceitunas preparadas de mil formas, verduras y legumbres, carne, pescado, dulces, artesanía, miel, vino, y evidentemente quesos. Los productos ecológicos, BIO, se desarrollan con rápidez en la región, siendo el Gard un departamento puntero en esta nueva manera de producir alimentos de calidad respetando la naturaleza.
Les haremos una sugerencia personal, busquen, cerca de los soportales, junto a una librería el pequeño puesto del señor Jean-Pierre, un agricultor y ganadero de larga barba y boina (beret basque) que vende sellos junto a las castañas y la miel en invierto, las manzanas en otoño y el queso todo el año excepto entre diciembre y febrero. Sus cabras en esa época deben amamantar a sus cabritos. Prueben el queso que vende nuestro coleccionista de sellos y prueben sobre todo sus quesucos más viejos, eso en donde el moho ya ha reverdecido, mmm, si les gusta el queso fuerte, les encantará. Si le ven mándele un saludo desde la-provenza.es
Una cuestión, no olviden como siempre que están en Francia, los horarios son particulares, por lo tanto, para disfrutar del mercado no vayan más allá de las 12 y si pueden un poco antes. El mediodía es el momento álgido, si se acercan a él a las 2 probablemente ya no quede casi nadie. Así pues, un poco pronto. Después pueden hacer hambre visitando los jardines de la Catedral con las magnificas vistas al río y más tarde retornar a la plaza para comer en alguno de los restaurantes que se encuentran en ella. Junto a la librería un restaurante bastante fino y no demasiado caro permite comer platos elaborados, no excesivamente pesados, con lo que continuar la visita por la tarde será fácil. Si prefieren algo más poderosos, atraviesen los soportales que se sitúan a la derecha de la librería (mirando hacia ella), que nos sirve de referencia. Allí descubrirán una pequeña plaza donde vive un gato muy blando, ahí mismo se toparán con una pizzería de precios asequibles, trato educado y, eso sí, horarios estrictos. A las dos corren el riesgo de no comer.
Una versión más reducida del mercado tiene lugar también por la mañana pero todos los miércoles.
Vide-Grenier o Rastrillos de barrio
Con este nombre, que traducido literalmente significa “vacía graneros”, en Francia, aunque no sólo en Francia se designan a unas jornadas particulares, normalmente a comienzos del verano y del otoño donde los habitantes sacan sus trastos, ropas que no se usan, libros, televisores retirados por las pantallas de plasma, etc.. para venderlos. Estos rastrillos son un día donde las calles de Francia recuerdan al bullicio ibérico. Destacan el de Uzès celebrado en la propia plaza aux Fleurs, el de Saint Maximin y el de Saint Quentin la Poterie.
Monumentos en Uzès.
Palacio Ducal.
Se trata de uno de los conjuntos medievales mejor conservados y ocupa el centro de la ciudad. Construido durante diversas épocas tiene medievales como la torre Bermonde del siglo XI que destaca en el horizonte del Uzège; partes góticas, como la capilla del siglo XV; renacentistas, sobre todo en la fachada, y otras posteriores hasta el XIX.
La visita de los salones y salas nos permite descubrir la historia de la Familia De Crussol d’Uzès y también mobiliario de época. Las bodegas han sido restauradas y hoy permiten comprender mejor la importancia del vino en esta familia. Unos de los vinos del país se llama precisamente Domaine Duche D’Uzès.
El edificio es habitado aún por los descendientes de la familia ducal, pero dado su estatus de monumento histórico, la visita es posible.
Horarios
De 10h a 13h y de 14h a 16h30, del 1 de julio a mediados de septiembre
De 10h a 12h y de 14h a 18h, el resto del año.
El Huerto Medieval (Le jardin medieval)
En pleno casco antiguo, junto a las Torres del rey y del Obispo (siglo XII) nos encontramos con este curioso recinto. Se trata de un huerto que nos hace viajar en el tiempo. No es un huerto actual, es un huerto de la Edad Media. Así no encontraremos tomates ni patatas pero sí Lys y rosas (símbolos de la religión y el amor), cereales y legumbres y muchas plantas medicinales. Hay también plantas utilizadas por los tintoreros, por los hechiceros y los magos, las brujas y los sanadores.
Situado en un patio, oculto de las estrechas calles, la visita se produce en mitad de fuentes, pinturas murales y pequeños lugares de paz. Para visitar en silencio y sin prisa.
Incluida en la visita la degustación de una bebida realizada con las plantas medievales.
Torre Fenestrelle y Catedral de Saint-Théodorit
La Torre Fenestrelle es el monumento más simbólico de Uzès, después del Palacio ducal. Es una torre de tipo circular único en Francia; tiene 42 metros de altura y está horadada por un gran número de ventanas, que le dieron su nombre. Es en gran parte del siglo XII, aunque la parte alta fue reconstruida de forma idéntica en el siglo XVII después de las guerras de religión. Tiene, además, un tejado cónico con tejas varnizadas. Esta torre de estilo romano se encuentra pegada a la catedral de Saint-Théodorit y recuerda un poco a la torre de Pisa; destaca por la armonía de sus proporciones y la fineza de su decorado.
La Catedral de Saint-Théodorit fue saqueada durante las épocas de religión y reconstruida a mediados del siglo XVII. En el interior, destacan las galerías de hierro forjado que recorren el primer piso, así como los excepcionales órganos con postigos decorados de estilo Luis XIV. La fachada exterior de estilo neorománico es del siglo XIX. En la parte sur de la catedral hay una gran explanada al lado del Pabellón Racine con su cúpula y puede disfrutarse del panorama de la garriga.
El antiguo Palacio del Barón de Castilla
Antigua residencia del prevoste, fue comprada por Gabriel Joseph de Foement Fromentès, barón de Castilla, se encuentra en la plaza del arzobispado, al lado de la catedral, y posee una hermosa columnata «no canonica».
La Iglesia Saint-Étienne
Fue construida de 1763 a 1775 en donde se encontraba una antigua iglesia destruida durante las guerras de religión. Lo único que queda de ella es el impresionante campanario cuadrado en cuya terraza hay una torrecilla que alberga una campana. Es una iglesia de estilo barroco tardío y posee una planta de cruz griega y una bella fachada curvilínea decorada con urnas. El interior es muy luminoso y posee una bonita cúpula.
Museo del antiguo Palacio Arzobispal
El antiguo Palacio Arzobispal es un vasto edificio situado al lado de la catedral que alberga el Museo municipal Georges-Borias desde 1978, el cual fue creado por el profesor de dibujo que lleva su nombre a partir de colecciones ya existentes en el ayuntamiento desde principios de siglo: pinturas y esculturas que habían sido reunidas por el pintor Josée Belon, y objetos de tradición local que formaban parte del llamado «Muséon Uzètien» constituido por Albert Roux. Las salas ofrecen un agradable circuito de temas variados: arqueología, historia de la ciudad, Artes y tradiciones populares (en particular, la cerámica), pinturas de finales del siglo XIX y XX y una sala dedicada al escritor André Gide, cuya familia era originaria de Uzès.
Festivales en Uzès
Noches musicales de Uzès
Todos los años, en verano, Uzès ofrece a los amantes de la música veladas excepcionales para descubrir, al mismo tiempo, artistas de gran talento y la magia de lugares diferentes de la ciudad, como la Catedral, el Palacio ducal, el Palacio arzobispal, el Jardín medieval… Músicas de todas las épocas: Renacimiento, Barroco, Romanticismo…estilos: clásica, jazz, rock, folk…se podrán disfrutar también en las calles y plazas disfrutando de las cálidas noches provenzales.
Festival Uzès Danza
Como todos los años, desde 1996, durante la segunda quincena de junio se organiza el Festival Uzès Danse, que anima la ciudad y recibe el verano de una forma muy especial. A todos aquellos que les guste la danza, tienen una cita con grandes coreógrafos franceses y de otros países del mundo.
¿Qué otras cosas visitar?
El Museo HARIBO
Si tiene ocasión, después de haber visitado este magnífico pueblo medieval, no deje de pasar por un museo realmente singular: el museo de la golosina HARIBO. Allí podrá conocer el proceso y los secretos de fabricación de las golosinas, participar en diferentes actividades lúdicas y degustar los deliciosos caramelos de gelatina, los regalices y los geles dulces.
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Mapa, plano y callejero de Uzès
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