Saint Quentin la Potree, el pueblo de los ceramistas.
El curioso nombre del pueblo (3.000 habitantes) proviene, como el de todos los pueblos Saint Quentin de Francia, del celo de la Poste, el Correo francés. En 1886 para solventar el problema acuciante de la repetición de los nombres de numerosos pueblos y ciudades, se decidió añadir a cada uno de ellos una palabra que los definiese y diferenciase. Había 32 San Quintines, por lo que cada uno recibió un apellido. Nuestro Saint Quentin se llamó desde ese momento La Poterie, la cerámica o la alfarería. Ya desde el siglo XIV hay referencias a la actividad alfarera en la zona. La instalación de los Papas en la cercana Aviñón da fe de ello. Los Papas aviñonenses eran grandes consumidores de cerámica, útiles de cocina, paves, losas y losetas vidriadas. El palacio de los Papas en Aviñón está decorado con encargos fabricados en los talleres de St Quentin.
La cerámica y todos sus derivados desarrollaron la riqueza y el nombre del pueblo. El hecho de que en el pueblecito cercano de Saint Hippolyte y en Vallabrix se encuentren zonas de extracción de arcilla de calidad, favoreció sin duda el desarrollo de la industria que era conocida en todo el bajo Ródano y la Provenza, Liguria y Saboya. En el siglo XIX, St Quentin conservaba una importante tradición alfarera y ceramista. De hecho fue su época de apogeo. Cerámicas de todo tipo y calidad, ladrillos y pipas de cerámica harán la fortuna de muchos y mantendrán en actividad a cientos de personas. En 1880 Job Clerc creará la fábrica que marca el canto del cisne del negocio alfarero. Su fabrica de pipas obtendrá renombre mundial, venderá en toda Europa, América y Asía, pero marcará la decadencia del la cerámica tradicional y de los pequeños talleres.
Esta actividad decayó con la llegada de la industrialización masiva, el uso del metal, el plástico y la llegada de los cigarrillos!!! Robert Doisneau, el famoso fotógrafo del beso y de los años 50 y 60 franceses, realizará un reportaje en 1968. Tendría que ser en los años 80 cuando varios artesanos deciden instalarse en Saint Quentin y recuperar la tradición ceramista. En 1984 tiene lugar el primer «Marché de Potiers», un acontecimiento que marca el renacer de la cerámica en Saint Quentin, pero está vez de una cerámica artística. Desde 1995 la ciudad posee la denominación de “Ville et Metier d’Art”, que se otorga a las ciudades o pueblos que promueven y desarrollan los oficios y la artesanía tradicional. St Quentin, fue una de las 12 primeras ciudades de Francia que obtuvo este reconocimiento.
Durante el año hay periodos dedicados a la cerámica en los que la gente es invitada a ver a los ceramistas en pleno trabajo.
Hoy en día Saint Quentin es reconocido por sus talleres y obras, de gran diversidad, que pasan de la cerámica vidriada a la porcelana, de la de uso corriente a la decorativa e incluso a la escultura. Los diferentes talleres pueden ser visitados y generalmente los ceramistas, in situ, permiten ver la fabricación de las obras. Gentes amables conversarán con el visitante tanto si compra como si no lo hace, incluso algunos podrán hacerlo en español. Saint Quentin, es un pueblo con donde recalaron muchos emigrantes españoles, emigrantes económicos o políticos asentados ya hace mucho en tierra francesa.
La cerámica, protagonista
Hay varias fechas importantes para los amantes de la cerámica que desean conocer el oficio de ceramista más de cerca, ya que los numerosos talleres que hay en St Quentin la Poterie (más de 26) se abren al público: no sólo cerámica, también encuadernación, escultura, costura, ebanistería, creación de joyas, talla de la piedra…En primer lugar, está la llamada «Tournée de Papá Noel» que se celebra a mediados de diciembre, y que consiste en hacer un recorrido por los talleres en donde hay demostraciones, explicaciones, exposiciones…Los artistas, o más bien artesanos -que es como a ellos les gusta ser reconocidos-, comparten su pasión con los visitantes, mostrándoles la vida cotidiana de un taller y compartiendo con ellos un vaso de vino. Otra jornada de puertas abiertas tiene lugar a finales de marzo o principios de abril, con la llegada de la primavera; se trata de la «Jornada de los Oficios artísticos» («Journée des Métiers d’art»). Y la siguiente ocasión de visitar a los ceramistas es el primero de mayo, día de la “Braderie des potiers”, un gran mercado que llena el pueblo de gente. Ese día los ceramistas venden a bajo precio las piezas imperfectas, que tienen pequeños defectos ya sea en la forma o la finalización. Para ojos no expertos se sigue tratando de bellos objetos de gran calidad.
El Museo de la Cerámica Mediterránea
El Museo de la cerámica mediterránea es uno de los grandes atractivos de Saint Quentin la Poterie. Posee 9 salas de exposición permanente y dos de exposición temporal. Creado a partir de las colecciones de Arnaud Maurières y de Eric Ossart, alberga cientos de cerámicas de uso cotidiano y festivo de diferentes países del Mediterráneo, como Francia, ESpaña, Crea, Marruecos, Túnez, Egipto…. La cerámica festiva tiene un decorado rico en colores (azul cobalto de marruecos, verde de Andalucía…). También están las cerámicas antiguas de St Quentin que datan de finales del siglo XIX y principios del XX.
Dirección: 14, rue de la Fontaine Maison de la Terre.
Tarifas: 3 €; reducida (estudiantes, parados y menores de 18 años); gratuita (menores de 12 años).
Horarios: cerrado los lunes y martes. De noviembre a diciembre (por cita telefónica).
De febrero a mayo: 14:00-18:00.
Junio, julio y agosto: 10:00-13-00 y de 15:00-19:00
Septiembre: 10:00-12-00 y de 14:00-18:00
Octubre: 14:00-18:00.
Octobre : de 14h à 18h
Qué lugares visitar
El pueblo es conocido también por ser la cuna del inventor del hormigón armado, Joseph Monier. Un triste homenaje a este hombre es la horrible y gigantesca marquesina, de hormigón armado que cubre el mercado de los viernes. Práctica pero feísima en un espacio que daría para construir un parque e instalaciones para las actividades comerciales, sociales y lúdicas. Destaca en esa gran plaza que lleva su nombre, el antiguo almacén donde se sitúa la panadería teteria, Popon. Si alguna vez pasan por allí no pueden irse sin probar la excelsa baguette saintquentinoise. Uno de los mejores panes del mundo.
Las callejuelas centrales del pueblo, la Grand Rue, por ejemplo y las calles que llevan al Museo de la Cerámica, a la alcaldía y la iglesia, son las más bonitas de la ciudad. Entre los monumentos más importantes de Saint Quentin la Poterie, se encuentra una iglesia de finales del siglo IX y principios del X. En esa época el edificio estaba formado por una capilla de nave trapezoidal, la cual acompañaba al antiguo fuerte de San Quintin. Todavía hoy se pueden ver cerca del coro actual las bases de la antigua muralla. La bóveda semicircular del coro era romana.
La capilla trapezoidal se modernizó durante los siglos XIII y XIV, con la construcción de una nueva nave y de un campanario. Además de esta iglesia, vale la pena visitar también la Torre del reloj, que existe en casi todos los pueblecitos provenzales. Se trata de una torre de planta cuadrada realizada con piedras del siglo XVIII, en cuyo primer piso se celebraban las sesiones del municipio durante el siglo XVIII. Por una escalera interior se accede al tercer piso desde donde se puede descubrir el bello paisaje de los alrededores y el pueblo más importante de la comarca: Uzès.
Después están las pequeñas pero sólidas casitas de piedra típicamente provenzales, pintadas de colores y adornadas frecuentemente con flores y gatos que se pasean placidamente. Esa placidez, esa calma agradable para vivir es sin embargo un poco pesada cuando la gente se retira a eso de las 7 de la tarde presta para cenar y cerrar las contraventanas. Francia es un país muy agradable en muchos aspectos, pero no es el país de la fiesta.
Museo de las roulottes antiguas
En los alrededores de St Quentin, en unos parajes bellos que se caracterizan por el cultivo de olivos y viñas, en una superficie de 4000 m², se agrupan varias roulottes auténticas de épocas diferentes, entre 1840 y 1970, que han sido restauradas. Sirven de decorado a este lugar mágico, pero también de alojamiento (para grupos de 16 personas máximo de mayo a septiembre), e incluso se puede alquilar el espacio para un acontecimiento: bodas, cumpleaños, rodajes de películas o simplemente para pasar un buen momento en familia o entre amigos. Hay una pequeña sala de repción que sirve para acoger de 60 a 100 personas Además, el viejo tíovivo de madera para los niños le da a este lugar atípico un aire de fiesta.
Visitas: está abierto todo el año, hay visitas guiadas y durante las Jornadas del Patrimonio la visita y la entrada son gratuitas. Dirección: Chemin des Sources.Tarifa: 5 euros (visita guiada 15 euros).
Construcción de piedra típica de la región probablemente para guardar el cereal en otra época.
Dónde dormir
En Saint Quentin la Poterie existe una amplia gama de alojamientos diferentes: un hotel de tres estrellas que es también restaurante, bed and breakfast (también llamadas gîtes), habitaciones y casas de huéspedes, alquileres por temporadas y campings.
Dónde comer
En el pueblo hay dos restaurantes, dos pizzerías y dos bares. En número, no se iguala con España, desde luego, pero en cuanto a la comida, vale la pena ir.