Las Cascadas de Sautadet

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Cascadas de Sautadet.

A pocos metros de la Roque-sur-Cèze se encuentra este increíble sitio natural al que pueden llegar por ambas orillas del río Cèze atravesando el puente: las Cascadas de Sautadet. El nombre «Sautadet» procede de la expresión «el salto de Hades» (infierno, en griego), lo cual tiene sentido, ya que las cascadas son un sitio muy peligroso por la fuerza de las aguas del río Cèze y por el relieve accidentado. Por lo que les recomendamos que sean prudentes y que no se asomen demasiado cerca.

Las cascadas se formaron por la acción erosiva del río Cèze en una masa rocosa calcárea de unos 500 metros de ancho. Están formadas por numerosas cavidades que pueden llegar a los 10 metros de profundidad, y el desnivel es de una gran amplitud. Esas cavidades donde se forman remolinos de agua se llaman «marmites du diable«.

Un canal desviaba el agua hacia un molino del que todavía hay algunos vestigios, y hoy el canal todavía se utiliza parcialmente para reducir la fuerza de la cascada principal.

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Una vista del bloque calizo erosionado que ha dado lugar a las cascadas de Sautadet.

Es un placer sentarse en las rocas y tal vez mojar los pies en algunas de las zonas tranquilas mientras escuchan el ruido estruendoso de las cascadas. Por la zona de la playa e incluso en la zona alta en verano las aguas pasan más tranquilas y es menos peligroso, por lo que hay gente que se baña.

Aunque en realidad está prohibido bañarse o tirarse desde las rocas, como hacen algunos jóvenes despreocupados, ya que es bastante peligroso. De hecho, ya habido bastantes muertos a causa de la falta de preocupación. Si deciden bañarse en la zona de la playa, háganlo con mucho cuidado, y recuerden que no hay socorristas.

Cómo llegar a las Cascadas de Sautadet

Para llegar a las cascadas por la parte sur (del lado de la Roque-sur-Cèze), viniendo del bonito pueblo medieval de Uzès, tienen que ir por las carreteras secundarias D23 y D6, y estarán allí en una media hora. Y si vienen desde el Pont du Gard, por la carretera D6086, y el trayecto es de unos 45 minutos.

Una vez en la Roque-sur-Cêze, pueden dejar su coche en un parking bastante grande a los pies del pueblo que es gratuito de octubre a mayo, y de pago en verano. Y después seguir por un sendero hasta encontrar las primeras rocas, a unos metros están las cascadas. Si siguen el río Cèze por las rocas, con mucho cuidado, ya que son resbaladizas, podrán llegar a una especie de playa de río, donde pueden tomar el sol.

La otra forma de llegar es desde Uzès (carretera D23), y luego Goudargues (D980), por la parte norte, y también llegarán a un parking. Apenas hay que andar para llegar a las cascadas.

Dónde dormir

El bello y bucólico pueblo de La Roque-sur-Ceze.

Hay dos campings en las Cascadas de Sautadet, por lo que los amantes de esta forma de alojamiento están de enhorabuena. Pero si prefieren una chambre d’hôtes (casa de huéspedes) o una gîte (casa rurales),  podrán encontrarlas en el mismo pueblo de la Roque sur Cèze o en pueblitos cercanos. También pueden alojarse en Uzès o en alguno de los pueblos cercanos al Pont du Gard.

Para más información y reservas, consulten nuestras páginas de alojamiento y elegir el hotel o la casa rural que más les guste.

Dónde comer

Lo ideal es comer de picnic en las Cascadas de Sautadet, disfrutando de este sitio natural. Pero también pueden ir a alguno de los restaurantes que hay en el encantador pueblito de la Roque-sur-Cèze. Allí podrán degustar comidas tradicionales, o si no, tienen también un restaurante pizzería. Y los amantes de las crepes saladas y dulces, pueden ir a la crepería que hay en el pueblo, que tiene una terraza muy coqueta.

La Roque sur Ceze

Otra vista de las cascadas de Sautadet.

Tras la visita de las Cascadas de Sautadet, es imprescindible subir al que se considera uno de los pueblos más bellos de Francia: la Roque-sur-Cèze, situado a pocos metros del hermoso sitio natural. La primera visión del pueblo es una extensión de viñedos, y en lo alto de las casas de piedra, la iglesia y el palacio con su capilla. El descubrimiento de este encantador pueblo, subiendo por sus callejuelas empedradas, es muy recomendable. Las vistas desde lo alto son magníficas: por un lado, grandes extensiones de viñedos en medio del valle del Ceze, y por otro, bosques y casas perdidas.