Las Calanques se asemejan a los fiordos noruegos, aunque no lo sean geológicamente. Estos entrantes en el macizo calcáreo sobre el que se asienta Marsella, forman estrechas calas y pequeñas playas donde los pescadores, los comerciantes y los contrabandistas establecieron pequeños puertecillos. Las calanques más conocidas son las que se sitúan al sur de Marsella, entre la ciudad foceana y Cassis. En esta página les presentamos y descubrimos las que están al oeste de Marsella, desde Carry-le-Rouet hasta Niolon. Este tramo de la costa provenzal se llama Côte Bleue.
Las pequeñas calas y calanques de Carry-le-Rouet, Le Rouet, La Redonne, Les Figuiers, Petit y Grand Méjean, l’Everine, Jonquier marcan una parte de la costa marsellesa, justo antes del popular barrio de l’Estaque donde suele rodar sus películas el cineasta francés, marsellés, Robert Guédiguian.
Qué ver y qué hacer en las Calanques
Las pequeñas playas de las calas de Carry, La Redonne, Figuiers, Petit y Grand Méjean, L’Everine y Jonquier son lugares muy agradables para pasar el día junto al mar, pero hay que escoger bien las fechas. En verano la afluencia de gente puede ser excesiva. Las playas son muy pequeñas y la gente se “cuelga” de los escarpados bordes rocosos, buscando un lugar agradable para tostarse al sol y merendar.
Los parajes salvajes y agrestes se diferencian de las Calanques del sur de Marsella por la presencia de la civilización. Al menos en el tramo entre Carry y Grand Méjean. Prueba de ello es el viaducto que pasa sobre el pueblo de Mejèan, una impresionante obra de ingeniería que da encanto al pueblecillo. ¡Quien podría imaginar que este pequeño pueblo poseería una estación de cercanías!
Terrazas en un bar.
Tres son las actividades que podemos realizar en estas calanques al oeste de Marsella. La primera es descansar. No hacer nada y tomarnos un pastis o una cerveza al pie de Mediterráneo sin mareas. Sentarnos en uno de los cafés de Redonne, o de Grand Méjean viendo pasar a los niños que se bañan en el puerto, a los submarinistas que regresan tras un paseo por los fondos marinos y dorarnos al sol del midi.
Ruta senderista al borde sobre el mar.
Para los más activos les recomendamos la ruta a pie que une Grand Méjean con Riolon. Un sendero recorre el borde de los acantilados sobre el mar. De Grand Méjean hasta Niolon hay cinco kilómetros de vistas sobre el Mediterráneo y la rada de Marsella. Una forma física normal es recomendable para subir por las pendientes y también calzado cómodo y deportivo. Alturas espectaculares, rocas prodigiosas, pinares enanos desparramados por las secas piedras y cuevas vagamente trogloditas adornas este paisaje magnifico. Una parte del sendero acompaña al trazado del ferrocarril y en mitad de nuestro camino podemos bañarnos en la pequeña calanque de Erevine. Una ruta sólo conocida por los lugareños y marselleses, un viaje a la Provenza más antigua.
Las Calanques bajo el mar.
Otra de las opciones de esta zona es el submarinismo. Este tramo de la costa es muy rico en fauna y vegetación marina. Nos han hablado de mero grandiosos que se acercan a los submarinistas. Peces de colores y aguas casi turquesas atraen todos los años a centenares de amantes de los fondos marinos.
Como llegar a las Calanques
Viniendo desde Nimes, coja la A54 hasta Arlés (10 minutos) y luego continúe por la vía rápida N-58 y N 113, con lo que además nos ahorramos el peaje. Se trata de una vía rápida de 2 carriles, cómoda y con poco tráfico pero mantenga la atención ya que es más peligrosa que una autopista.
En hora y cuarto llegará desde Nimes. Atravesará el puerto petrolero e industrial de Fos-sur-mer y la bocana de la albufera de Berre por un puente muy alto que permite ver la ciudad de Martigues, puerta de dicha albufera. Dirigiéndonos a Marsella atravesamos los diversos brazos del Ródano, recorremos su delta entre manadas de toros negros y cuernudos, arrozales y frutales à perte de vue.
Tiene que desviarse en la salida 8 y seguir por las D9 hacia Ensuès-la-Redonne. Desde allí, por carreteras muy estrechas nos sumergimos en el macizo de las Calanques por la carretera D48D llegando al mar en el pueblo de La Redonne. Hacia el oeste aún se encuentra otro interesante pueblo residencial, Carry-le-Rouet, con una bonita playa y bares en el puerto. Pero sigamos desde La Redonne. La ruta es preciosa pero las carreteras son sumamente estrechas suben y bajan por las laderas, entre las casas y acompañando la línea ferroviaria que lleva a Marsella. En verano puede ser una odisea recorrer los pocos kilómetros desde La Redonne hasta Mejèan, por lo que recomendamos la visita entre septiembre y mayo y, si puede ser, evitando los fines de semana.
Se puede seguir en coche hasta el puertecillo de Grand Mejèan. Allí por una estrecha calle pasaremos bajos los arcos del viaducto por el que pasa el tren y llegaremos a un aparcamiento donde se puede dejar el automóvil. Recalcamos el aviso, en verano es prácticamente imposible llegar hasta Mejèan en coche, por lo que deberá aparcar en Redonne y recorrer a pie el resto del camino.
La otra opción es coger un tren de cercanías en Marsella y llegar cómodamente a las estaciones de Méjean, La Redonne o Carry-le-Rouet.
Les deseamos una agradable estancia en este recodo del Mediterráneo, la Côté Bleue.