Esta isla pertenece al municipio de Hyères como sus vecinas Porquerolles y la isla du Levant. Se trata de una isla de gran riqueza natural que forma parte del Parque Nacional homónimo, junto a la isla de Bagaud y buena parte de Porquerolles. El Parque Nacional fue creado en 1963. La rica vegetación tiene como origen las numerosas fuentes naturales, cosa rara en este tipo de pequeñas islas. Port-Cros se extiende a lo largo de 4,5 Km., por 2 de ancho. La isla culmina a 199 metros.
Un poco de historia.
Conocida y poblada por los grupos indoeuropeos, serán los griegos los que la nombren por primera vez. Una colonia romana ha dejado restos como tumbas y trazos de antiguas canalizaciones que aún hoy pueden verse. También se ha encontrado una moneda de oro de la época.
En el siglo V, como en las otras islas del archipiélago, serán los monjes quienes hagan de las islas santuarios de meditación y aislamiento. El Monasterio de Lerins poseyó edificios en la isla de Levant y también en Port-Cros. Este monasterio sucumbió ante los pillajes de los piratas berberiscos que asolaron estás costas entre siglo X y el XV.
A partir del siglo XVI la importancia estratégica creció y ya en tiempos de Francisco I se iniciaron las albores de fortificación y defensa de las islas. Poco eficaces fueron las decisiones tomadas durante todo ese siglo, por lo que habrá que esperar a Richelieu quién en 1617 mandó construir la Tour de l’Éminence, y los fuertes de l’Estissac y de Port Man.
A partir de 1700 la isla será arrasada varias veces por ataques británicos, y sólo la revolución y el período napoleónico volverán a dar importancia a las islas. Port-Cros fue reforzada con construcciones y tropas.
Isla de veraneo en la Belle Epoque.
Vendida y comprada innumerables veces la isla recorre sin pena ni gloria el resto del siglo XIX. A principios del XX el Dr Crotte intentó, infructuosamente, convertir la isla en un complejo turístico para ricos norteamericanos. La senda del turismo continua con los proyectos de los años 20. Marcel Henry y Claude Balyne intentan desarrollar la isla construyendo un hotel y organizando las comunicaciones con el continente.
Una cierta fama toca la isla en el período de entreguerras. André Malraux, André Gide, Saint-John Perse, Paul Valéry, Jules Supervielle o Eugène-Melchior de Vogüé visitarán la isla o pasarán temporadas en ella.
En 1944 durante el desembarco de Provenza hubo combates que duraron dos días entre la guarnición alemana (150 hombres) y los comandos franceses.
Ya en 1963 con la creación del Parque nacional, la isla toma una nueva senda donde la protección del patrimonio histórico y natural es lo principal. El Estado y algunas personalidades como el fotógrafo Yann Arthus-Bertrand (que restaura el fuerte de Port-Man) se han comprometido a proteger este paraje tan peculiar y rico de Provenza.
¿Qué ver en Port Cros?
Con sus 7 km2 y sus dimensiones reducidas, Port-Cros es ideal para una visita de un día. Varias de sus colinas llegas casi a los 200 metros de altura lo que hace a su relieve más rico e interesante. Antiguamente contó con varios arroyos, de los que sólo subsiste uno en el Valle de la Solitude, aunque el agua no falta gracias a varias fuentes, como decíamos en la presentación. El Relieve de Port-Cros es más escarpado que el de sus vecinas.
Una pequeña población de pescadores y personal del Parque viven en el pequeño pueblecito de Port-Cros. Algunas casas, una pequeña iglesia y un castillo, al que se une el Fuerte l’Éminence que domina desde la ladera la isla.
Los recorridos a pié son una de las principales actividades en la isla. De está manera podemos realizar deporte, desconectar del mundo y también visitar lugares cargados de historia y belleza.
La Vigie es uno de esos lugares. Un antiguo observatorio al que se accede por el camino estratégico « route stratégique ». Desde sus 196 metros de altura se puede ver todo el archipiélago y la costa provenzal.
El valle de la Solitude es un paraje obscuro pero muy pintoresco, allí encontramos una pequeña represa.
Otro lugar, reminiscencias literarias, es la Mansión de Hélène, cuyo nombre proviene de la heroína de la novela Jean d’Agrève, de Melchior de Vogüé que transcurre en Port-Cros.
Entre las construcciones militares destacan el Fort de Port-Man desde donde se ve la isla du Levant y el Fuerte de l’Estissac. Bajo la punta de Port-Man encontramos la bahía del mismo nombre donde se haya la mejor playa de la isla.
Fauna y flora.
El Parque no posee especies endémicas únicas pero sí algunas raras como el halcón peregrino, la gaviota leucophée y el águila calzada. Muchas especies migratorias utilizan la isla para anidar o descansar. Algunas especies de ranas y gecos como el phyllodactyle europeo que sólo vive en Port-Cros, Córcega y Cerdeña.
Respecto a la flora encontramos pinos de Alepo y algunas especies raras de plantas isleñas y de garriga.
Informaciones prácticas.
Transporte.
Para llegar a Port-Cros debe coger un transbordador en Hyères. Desde allí se llega también a l’Ile de Levant.
Alojamiento.
Buscar un hotel en Hyères y sus alrededores puede ser la mejor opción, la otra es quedarse en Heliopolis, el completo turístico naturista de la isla de Levant.