Archipiélago de Lerins

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Las Islas Lerins. Torre que se alza junto al mar, parte de las fortificaciones de la isla de Saint-Honorat.

Las Islas Lerins (Frente a Cannes)

Justo en frente del ajetreo canois encontramos el archipiélago de las Lerins, cuatro islas de las que sólo las dos grandes están habitadas:  Sainte-Marguerite con su castillo y Saint-Honorat con la famosa abadía de Lérins y sus iglesias del siglo V. Las otras dos islas, los islotes de la Tradelière y de Saint-Ferréol no están habitados.

Al igual que el archipiélago de Hyères las islas de Lérins han sido habitadas desde la más remota antigüedad. Está comprobada la presencia romana, la isla de Sainte-Marguerite se llamaba Lero y la de Saint-Honorat Lerinum.

Sin embargo, lo más significativo es el monasterio fundado en Saint-Honorat por el Santo que dio nombre a la isla en torno a 400-410. Honorat d’Arles crea el monasterio más antiguo de occidente, monasterio importante para el catolicismo ya que en el se formarán muchos obispos del siglo V y VI, como el famoso San Patricio que cambió el sol del midi por la lluviosa Irlanda.

En el medievo, las islas también fueron, la verdadera prisión de la misteriosa Mascara de Hierro. Genoveses en 1400, españoles entre 1635 y 1637 e ingleses en 1706 ocupan las islas en sucesivos conflictos lo que da idea de la importancia de estos pequeños retazos de Provenza. Hoy se pueden observar algunas baterías del siglo XVIII que dan cuenta de ello.

¿Qué ver en las islas Lerins?

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Isla de Saint-Honorat desde el aire.

A las dos islas que se pueden visitar son se llega en un barco que sale de Cannes.

La isla de Sainte-Marguerite.

Una vez más, los fortines y bastiones de las islas son uno de los principales monumentos de las islas. En la isla de Sainte-Marguerite el Fuerte Santa Margarita fue construido por orden de Richelieu. Sirvió de prisión, aunque hoy alberga un museo de arqueología submarina. Aquí también se encuentra la morada del famoso Mascara de hierro, aquí y no en París. La supuesta mazmorra del misterioso personaje se muestra en el museo.

Los paseos por la naturaleza, por los senderos balizados permite recorrer la isla y visitar otros de los lugares con encanto, por ejemplo la playa del embarcadero o la Punta de Batéguier, calas de aguas tranquilas y claras. Otro lugar reseñable es el mirador de la Punta del Dragón.

Para comer hay algunos restaurantes con encanto y se puede degustar marisco local, como la langosta de Cannes.

La isla de Saint-Honorat.

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Monasterio de Lerins, con los Alpes al fondo, curiosa estampa.

El monumento más imponente es la Abadía de Lérins, donde aún hoy hay monjes cistercienses. Contrasta la calma de la Abadía con el furor inmobiliario de la Costa Azul. Si busca la calma en la Provenza veraniega debe embarcarse hasta las islas Lérins.

El monasterio está amurallado y reconstruido durante el XIX, por lo que la imagen actual no es exactamente la original. En la visita se pueden ver las capillas, los hornos de balas de cañón, el claustro del siglo XII, las celdas, y la parte construida en el XIX.

También se puede comer en los restaurantes de la isla. Les recomendamos probar el vino de la isla, fabricado por los monjes. Si busca productos artesanos provenzales ha llegado al lugar adecuado, ya que además de vino, en el monasterio se producen licores como el Lerina o el Lérinchello, además de dulces, perfumes y souvenirs.

Informaciones prácticas.

Transporte.

Para llegar a las islas hay que dirigirse al puerto de Cannes y alli coger el transbordador.

Alojamiento.

Lo más cómodo es volver a la ciudad y buscar un hotel en ella o sus alrededores.



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Mapa y plano de las islas Lerins.